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Eugènie Grandet (Honoré du Balzac). Burguesía y progreso.

No cabe duda que las revolución francesa marca el inicio del los tiempos contemporáneos de nuestra historia. Pero los cambios no fueron para nada inmediatos: durante tres décadas, la conmoción que supuso la caída de la Monarquía abrió un periodo de grandes esperanzas, pero también incierto y convulso. En un momento determinado, tras la batalla de Waterloo, pareció que el Antiguo Régimen sobrevivía y que por lo tanto la toma de la Bastilla quedaba como un mero suceso puntual. La Revolución de 1830 y la caída definitiva de los Borbones cierra este ciclo: a partir de este momento, en Francia el control del poder quedaba bajo la influencia de los ciudadanos. Una situación muy lejana por descontado a las actuales democracias, pero esencialmente distinta a la que había pervivido durante siglos y siglos, desde los oscuros tiempos del inicio del medievo.  Por descontado, detrás de Francia, tanto España como el resto del occidente europeo, seguiría durante el resto del siglo la así senda ma...

Decamerón

Los largos siglos del medievo no fueron buenos tiempos para Europa. La inmensa mayoría de los europeos se vio limitada a la mera supervivencia, a las hambrunas cíclicas  y a la obediencia ciega a la pléyade de reyes y señores feudales que constantemente batallaban por repartirse el poder. Pero en un momento determinado las cosas comenzaron a cambiar en algunos rincones del continente.  Muy lentamente se abrieron paso nuevas tendencias que llevarían a la ilustración, a las revoluciones de finales del XVIII y principios del XIX y, al fín, a la creación de los estados constitucionales que hoy conocemos. Para entender mejor ese momento mágico de nuestra historia recurrimos al Decamerón. Sin duda algunos han visto esta obra como una mera colección de relatos con toques eróticos.  Pero lo cierto es que en si misma es un testimonio interesantísimo de como se abre un nuevo género literario (la novela) destinado a ser sin duda el más popular entre los ciudadanos.  Una innovac...

Mi Tío Napoleón. (Iraj Pezeshkzad, 1970) Regreso a las tinieblas.

                  Desde hace muchas décadas oriente próximo ha venido siendo la zona más conflictiva del planeta. Desde la segunda guerra mundial la región no ha podido disfrutar de una situación estable y muy pocos de los países de la zona han escapado en uno u otro momento de la guerra abierta.  Y en relación con ello, salvo en algún caso aislado, prevalecen los regímenes totalitarios y la mayoría de sus habitantes tiene pocas ocasiones de un progreso sólido al margen de las rentas del petróleo.  Nos preguntamos cuales son las raíces últimas de esta situación y si somos capaces de encontrar alguna de las claves que podrían darnos esperanzas de que las cosas cambien en el futuro.           Irán es un caso especialmente interesante. Una de las naciones más antiguas del mundo lleva décadas g obernada por un régimen islamista autoritario que limita seriamente los derechos de sus ciudadanos y mantiene...

El instituto para la sincronización de los relojes (Ahmet Hamdi Tanpınar, 1954). Poder y religión.

                     En 1923 nace la actual Turquía como una república laica sobre las cenizas del Imperio Otomano, la gigantesca teocracia islámica que durante islámica que durante siglos había dominado el mediterráneo oriental y oriente medio. Pero tras ese gigantesco paso adelante, un siglo después la evolución de las naciones de religión musulmana hacia formas de gobernanza más modernas  el proceso quedó estancado. Una parte muy relevante de los ciudadanos del planeta sigue padeciendo grandes restricciones de sus libertades públicas y privadas y, lo que es más preocupante, las líneas de avance que al respecto se habían venido dibujando han fracasado una y otra vez.            La historia convencional nos habla de lo que entonces sucedió como la reacción nacionalista a la derrota de los otomanos en la Primera Guerra Mundial liderada por Kemal Atatürk: Sin duda esta gran estadista ha si...

La Riqueza de las Naciones (Adam Smith, 1775)

     En el la Inglaterra del siglo XVII sucedieron una   de cosas que iban a cambiar el curso de nuestra historia.      Poco antes de su inicio, en 1688, se promulga la Declaración de Derechos. Tras una larga marcha que tuene sus raíces en el final del medievo los británicos consiguen limitar radicalmente el poder de su soberano. Por primera vez una gran nación europea empezó a gozar de cierto nivel de libertad. Sin duda imperfecta y vulnerable, pero en el fondo tan sólida como para durar hasta nuestros días.     Y de la mano de ella, el movimiento científico que había comenzado a avanzar en el Renacimiento de la mano de la recuperación de los autores griegos y romanos y de personajes como Leornardo da Vinci o Galileo, florece definitivamente. La obras de Newton y otros contemporáneos abren paso al triunfo de la razón frente a las creencias y el oscurantismo.      En este marco, en Inglaterra la innovación tecnológica d...